-Aquí los tiene, su puerta de embarque es la número cuatro. El vuelo sale en una media hora, le pedirán el pasaporte de nuevo una vez en el avión, así que no olvide identificarse.Buen viaje.
-Gracias, lo intentaremos.
Y yo guardo torpemente nuestro permiso para dejar España en mi abrigo gris perlado con cara de preocupación, te miro y me coges la mano.Me prometes que todo va a salir bien, y yo suelto alguna lágrimilla mientras me acaricio la barriga.
-Te quiero.
-Y yo-contestas antes de besarme la mejilla
Y entonces en las televisiones del aeropuerto anuncian que la situación internacional ha empeorado todavía más y que las medidas de seguridad en los aeropuertos son casi imposibles de burlar para los sospechosos de disidencia. Me pego a ti mientras balbuceo que no hay salida posible, y tus enormes manos se acogen a mi pequeña cintura, se amoldan a mis caderas y me apartan con prisas de la multitud del aeropuerto.
-Escúchame, solo tenemos que aguantar 10 minutos más de conformismo en el sistema y una vez esos policías de la derecha se vayan, no tendremos que volver a este sitio nunca más.
Yo asiento con la cabeza y tú escondes aún más entre tus piernas la mochila con el dinero que robamos ayer de esa multinacional para poder escaparnos juntos de todos esos que nos persiguen por defender nuestros derechos a hoz y martillo.
-"El vuelo a Belgrado acaba de abrir sus puertas de entrada"
Me aferro a tu brazo como a un clavo que arde lentamente y nos dirigimos a los policías pasaportes en mano.
-Gracias, lo intentaremos.
Y yo guardo torpemente nuestro permiso para dejar España en mi abrigo gris perlado con cara de preocupación, te miro y me coges la mano.Me prometes que todo va a salir bien, y yo suelto alguna lágrimilla mientras me acaricio la barriga.
-Te quiero.
-Y yo-contestas antes de besarme la mejilla
Y entonces en las televisiones del aeropuerto anuncian que la situación internacional ha empeorado todavía más y que las medidas de seguridad en los aeropuertos son casi imposibles de burlar para los sospechosos de disidencia. Me pego a ti mientras balbuceo que no hay salida posible, y tus enormes manos se acogen a mi pequeña cintura, se amoldan a mis caderas y me apartan con prisas de la multitud del aeropuerto.
-Escúchame, solo tenemos que aguantar 10 minutos más de conformismo en el sistema y una vez esos policías de la derecha se vayan, no tendremos que volver a este sitio nunca más.
Yo asiento con la cabeza y tú escondes aún más entre tus piernas la mochila con el dinero que robamos ayer de esa multinacional para poder escaparnos juntos de todos esos que nos persiguen por defender nuestros derechos a hoz y martillo.
-"El vuelo a Belgrado acaba de abrir sus puertas de entrada"
Me aferro a tu brazo como a un clavo que arde lentamente y nos dirigimos a los policías pasaportes en mano.
Y sé que aún casi ni hemos hablado, pero no puedo evitar imaginarnos en esa III Guerra Mundial, huyendo juntos a Belgrado.
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Hay galletas de chocolate en la puerta.
No olvides el camino ;)