Ese chico me sonríe como un niño que acaba de hacer una travesura. Estoy en el suelo, y mientras observo su cuerpo me pregunto como puede reírse tanto en lugar de ayudarme de una santa vez. Le insulto desde la gravilla, pero su risa aumenta más si cabe. Levanto del asfalto envuelta en una cólera asesina y me dirijo a su pecosa y dulce cara .
Pregunto que qué se ha creído. Contesta burlándose de mi.
Le propino un golpe seco en el hombro. Pero su risa no cesa.
Me enfado, hasta que veo que me mira de reojo y se esconde con las manos.
Y otra vez la sonrisa de las travesuras. Y unas ganas nuevas de hacer travesuras con él.
Los patines fallan a tres centímetros de su cuerpo y mis brazos terminan por envolver su cuello con la intención de no volver a tropezar. Se paraliza, más o menos como yo. Le digo que voy a caerme si no me ayuda. No parece quitarle el sueño. Una pulga vuelve a las andadas de la intención.
Me escabullo lejos de sus brazos, pero hasta que no termino en el suelo no me doy cuenta de lo cerca que he estado de sus rizos azabaches.Y de la vergüenza que eso me causa.
Lejos de alejarse por mi atrevimiento, me pica con mi escasa agilidad. Y skate en mano marcha esta vez a unos metros. Observo sus miradas lejanas con ganas de comerle a besos.
Hasta que regresa a buscarme,burlas aún en la boca..
Sonrisa de travesura. Ganas de cometerlas.
Y así paso la tarde, con el chico que huye del amor.
Así hasta que me harte, y le enseñe como soy yo.
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No olvides el camino ;)